Debilorithmicos son dos. Debilo es un cerdo valiente y Rithmico un astuto zorro.
Un día el cerdo y el zorro decidieron juntarse y rebuscar entre cubetas y estantes sucios y polvorientos en busca de tesoros. Amaban la música. No sabiendo que hacer con tantos tesoros, decidieron darle otra oportunidad a aquellos sueños con forma de viejos trozos de plástico. Para tan arriesgada hazaña, rescataron la ancestral técnica del “sampling”, inventada años antes por los poderosos Magos Negros. El sortilegio surtió efecto. Y del caldero mágico salió una obra pura y honesta. En ella cohabitaban viajeros venidos de lejanas tierras subterráneas para compartir sus habilidades líricas con los habitantes de su Reino. ¡Que magia tan poderosa tuvieron utilizar para que al despertar de este sueño el disco siguiese en nuestra mesilla de noche!
De vuelta al mundo real casi nos bastaría con decir que este disco es soberbio. Para adornar un poco más esta crítica, añadiremos que se trata de una obra de orfebrería en la que encajan a la perfección temas tan diversos como el sincero y brillante I´m Out, el cálido Gigolo o el melancólico Won't Stop. La verdad es que se ha dicho de tantos discos que suena redundante, a vana palabrería, pero lo cierto es que el gusto clásico de los seis cortes suena a novedad en nuestras tierras, pero brevemente ya que solo dura veintiocho escasos minutos. Por si fuera poco, la riqueza y disparidad de lo muestreado es orquestado de forma coherente y está dotado de una fuerte personalidad. Ahora si abreviaremos, el disco está que te cagas.
(fuente clubbingspain)
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